14 diciembre, 2023

COP 28: Qué se ha acordado y qué supone para hacer frente a la crisis climática

Este año la cumbre por el cambio climático organizada por la Organización de las Naciones Unidas, la COP28 se celebró en Dubai. Ha durado dos semanas, del 30 de noviembre al 12 de diciembre. La COP28 era una oportunidad crucial para tomar el rumbo correcto y acelerar la acción para afrontar la crisis climática, teniendo en cuenta los récords de temperaturas a escala mundial y los fenómenos extremos que afectan a la población del planeta cuya urgencia es visible. La ciencia es clara: para mantener un clima soportable, es necesario reducir cuanto antes la producción de carbón, petróleo y gas y triplicar la capacidad de energía renovable (eólica, solar, hidráulica y geotérmica) para el año 2030. Todo esto requiere un aumento sustancial de la financiación para la adaptación y la inversión en resiliencia climática.

La COP28 comenzó bien encauzada al acordar el primer día el poner en marcha un plan de pérdidas y daños para reparar los estragos climáticos. Se acordó que el fondo debería recaudar «al menos» 100.000 millones de dólares al año hasta el 2030, aunque los países ‘en desarrollo’ afirmaron que las necesidades reales superan esta cifra y se acercan a los 400.000 millones de dólares anuales. Todos los países ‘en desarrollo’ podrán acceder directamente a los recursos del fondo, con un porcentaje mínimo de asignación para los menos desarrollados y pequeños estados insulares en desarrollo.

Más de 130 países han firmado una declaración para incluir las emisiones procedentes de la agricultura y la ganadería en sus planes nacionales para abordar el cambio climático. Además, un grupo de más de 25 organizaciones líderes en alimentación y agricultura se unió para impulsar la agricultura regenerativa, colaborando con 3,6 millones de campesinos para acelerar la transición de más de 160 millones de hectáreas para proteger el suelo y limitar las emisiones de carbono. Un total de 118 países acordaron objetivos para triplicar la capacidad de generación de energía renovable y duplicar la eficiencia energética en esta década.

Estos objetivos sólo serán alcanzables con un fuerte apoyo gubernamental y financiación suficiente. La tarea ahora para los países es asegurarse de que las políticas y regulaciones adecuadas puedan realizarse con la debida inversión, incluyendo la infraestructura de la red eléctrica.

Por otro lado, cincuenta empresas de aceite y gas se comprometieron a conseguir casi cero emisiones de metano en 2030 y presentar un plan para cumplir estos objetivos antes de 2025. También se anunció un fondo para proyectos de reducción de metano en mercados emergentes y economías en desarrollo. Además, el grupo de cincuenta empresas acordó llegar a cero emisiones de gases de efecto invernadero a partir de sus operaciones antes de 2050.

El pasado lunes día 11, a dos días de finalizar la COP28, todos estos avances y acuerdos obtenidos no eran suficientes. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, instaba a la comunidad internacional a llegar a un acuerdo en la COP28 para la reducción progresiva de los combustibles fósiles, destacando la necesidad de máxima ambición y flexibilidad para abordar la crisis climática urgente. Guterres alertaba de que el tiempo se agota y cualquier compromiso no iba a poner en peligro la ciencia o la ambición.

Las negociaciones en la Cumbre del Clima de Dubai concluyeron con un acuerdo considerado por algunos como «histórico» y por otros como «débil» e «inefectivo». El pacto alcanzado en el último minuto establece una transición para abandonar todos los combustibles fósiles, preservando el objetivo de limitar el incremento de la temperatura global a 1,5°C respecto a la época preindustrial, tal y como se estableció en los Acuerdos de París en 2015. El acuerdo insta a los países a renunciar al uso de gas, petróleo y carbón, evitando la palabra «reducir» que había generado controversia en versiones anteriores.

En lugar de hablar de reducción, el documento aborda la necesidad de reducir las emisiones en un 43% para 2030 y en un 60% para 2035 respecto a los niveles de 2019. Este es el primer acuerdo en una Cumbre del Clima que abre la lleva a limitar el uso de combustibles fósiles. Además, destaca objetivos como triplicar la capacidad de energía renovable a escala mundial y duplicar la tasa de mejoras de eficiencia energética para 2030, así como la búsqueda de la captura y almacenamiento de carbono.

Las reacciones sobre el acuerdo son variadas. Algunos, como el secretario general de la ONU, António Guterres, lo consideraron como un momento decisivo en la lucha contra el cambio climático, mientras que otros, como representantes de países insulares y organizaciones ecologistas, lo criticaron por favorecer a los de siempre ‘ y lo califican de débil e ineficaz.

Pese a las opiniones halladas, es destacable la participación de 130 países y diversas entidades en la formación de una fuerza de cambio sin precedentes que podría marcar el principio del fin de la era de los combustibles fósiles.