23 diciembre, 2021

COVID-19 y crimen organizado: cómo prosperan los traficantes de migrantes

15 de diciembre. Migrantes y refugiados

Las restricciones impuestas con el objetivo de frenar la propagación del COVID están sirviendo para que las redes delictivas se lucren, según la agencia de la ONU cuyo objetivo es combatir el crimen. Esta informa también sobre el aumento de abuso, abandono e incluso el riesgo de muerte al que se ven expuestos los migrantes.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) revela en su última publicación el impacto del COVID-19 en el tráfico de migrantes. En este sentido, notifica un incremento en el tráfico ilícito de migrantes, a la vez que industrias y empresas de todo el mundo luchan para poner fin a la recesión económica impulsada por la pandemia del COVID.

El informe pone de manifiesto que las redes delictivas están incrementando sus operaciones a la vez que siguen en pie restricciones para frenar la propagación del virus. Asimismo, revela el abuso y el abandono cada vez mayor e incluso el riesgo de muerte al que exponen a los migrantes.

Tiphanie Crittin, principal autora del informe asevera que “la desesperación que sufren las personas que han de abandonar sus países de origen o de residencia les empujan a emplear métodos ilegales y peligrosos para migrar, y los traficantes son la única salida a menudo.”

Hay un gran número de migrantes y refugiados que están intentando cruzar las fronteras, aun en medio de una pandemia global y con las restricciones de movimiento, y muchos de ellos están muriendo en este proceso.”

Como resultado de las medidas de confinamiento, como pueden ser el cierre de fronteras, oficinas de tramitación de visados y aeropuertos, la única alternativa disponible para muchos de ellos es recurrir a servicios de traficantes en el inicio o en algún momento del viaje.

Esto genera todavía más oportunidades para las redes criminales, particularmente entre aquellas personas cuyos puestos de trabajo se han visto impactos por la pandemia y se han visto forzar a migrar en busca de nuevas oportunidades laborales, puntualiza Crittin. “Es una realidad que el crimen prospera en tiempos de crisis”

Rutas más arriesgadas

Este análisis de la Oficina contra la Droga y el Delito también revela que los traficantes están utilizando rutas arriesgadas y remotas, pasando por condiciones muy duras, para evitar vigilancia y controles estrictos en los puntos de entrada y en los puntos fronterizos.

Para estos viajes, los traficantes están exigiendo honorarios más altos y los migrantes se tornan más vulnerables frente a la violencia y la explotación, elementos que caracterizan este delito, especialmente cuando los migrantes no pueden pagar o han de hacer frente a tarifas adicionales en el proceso.

Martin Fowke, que lidera el trabajo normativo y de políticas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) sobre el tráfico de migrantes, explica: “Debido a la reducción de las vías regulares de migración y de asilo por parte de los gobiernos, se ha producido un deterioro de la situación de aquellas personas que han de migrar, a pesar de que las vías regulares para migrar ya eran limitadas antes de la pandemia. Frente a estas circunstancias, los traficantes de migrantes se han lucrado.

El informe de la UNODC incluye casos de refugiados y migrantes, incluidos niños, que han sido abandonados en campamentos, refugiados o desamparados en la calle en condiciones precarias.

En situaciones como estas, el acceso al agua ha sido limitado, al igual que los servicios de saneamientos y asistencia sanitaria. Por ello, corren mayor riesgo de contraer el COVID-19.

“Con el objetivo de combatir el tráfico ilícito de migrantes, los Estados deben tener en cuenta su deber en la defensa de los derechos humanos de las personas migrantes”, recalcó Fowke, director del trabajo normativo y de políticas de la UNODC.

Perfil de los migrantes y traficantes

El informe de la UNODC señala que la mayoría de los que han sido objeto de tráfico son hombres jóvenes, que generalmente viajan sin sus familiares. Por ejemplo, el perfil de migrantes traficados en Asia Meridional eran hombres de entre 18 y 30 años. Una tendencia similar se observa en las rutas que van del Cuerno de África a Sudáfrica, donde la mayoría de las víctimas de tráfico ilícito eran hombres de entre 18 y 35 años. En aquellas rutas que van de América Central y México a los Estados Unidos, la mayoría también son hombres, a pesar de que las mujeres representan entre el 20% y el 25% del total en este caso.

En cuanto al perfil de los traficantes, los que se dedican al tráfico ilícito de migrantes suelen ser hombres cuyas edades oscilan entre los 30 y los 35 años. A menudo, estos son del mismo origen nacional o étnico que las personas objeto de tráfico ilícito, o su precedencia es de regiones por las que pasan las rutas de tráfico. Las tendencias más recientes indican que ellos mismos han podido ser víctimas de este tipo de crimen en el pasado.

Las organizaciones que se dedican al tráfico ilícito pueden estar compuestas de grupos de delincuencia organizada o por grupos sin una estructura fija por personas que comparten conocimientos y recursos entre sí.

Los grupos más estructurados pueden operar en áreas más grandes y las ganancias que pueden obtener son mayores, mientras que organizaciones que carecen de una estructura fija y más pequeñas dependen de la demanda de sus servicios a nivel de las comunidades y los beneficios tal vez no sean tan significativos.

La publicación finaliza con un conjunto de recomendaciones para la prevención del tráfico de migrantes y la protección de aquellos expuestos al tráfico ilícito en tiempos de crisis.

Fuente: ONU Noticias // Autora: Noelia Gómez Bosqued, estudiante de prácticas en ANUE