24 febrero, 2023
Ucrania y Rusia: El conflicto sin fin
Hoy, 24 de febrero se cumple un año de la invasión rusa a Ucrania, una acción ilegítima que violenta los Derechos Humanos básicos de los ucranianos y ucranianas, que supone una amenaza para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a nivel global, y que, además, ha puesto en jaque a las reglas del sistema internacional y al orden económico mundial, y ha hecho tambalear los pilares fundamentales de las Naciones Unidas: paz y seguridad, derechos humanos y desarrollo.
A nivel humanitario nos encontramos que tras un año de guerra la situación es dramática. Solamente de civiles han fallecido hasta el momento más de 7 mil; de bajas militares no se sabe con exactitud, pero se cree que podrían ser cercanas a las 200.000. En cuanto a la infraestructura sanitaria nos encontramos que cerca del 80% de los centros de salud han resultado dañados o destruidos. A causa de esta situación límite hemos sido testigos del mayor éxodo de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Y es que más de 13 millones de ucranianos se han visto forzados a abandonar sus hogares, de los cuáles unos 8 han tenido que buscar refugio en otros países; y por desgracia la gran mayoría de ellos no tendrán a dónde regresar por culpa de la guerra y que por desgracia no vislumbra, en un horizonte próximo, su fin.
Las consecuencias económicas de la guerra se han sentido en todos los rincones del planeta, en la medida que la inflación se ha disparado a nivel global. La considerable reducción en la capacidad exportadora de Ucrania de un bien tan fundamental como el trigo, ha contribuido significativamente al aumento generalizado de la inflación -exacerbado por la crisis energética- lo cual ha tenido un impacto negativo sobre el nivel de pobreza. A su vez, teniendo en cuenta que la producción ucraniana de alimentos básicos abastecía a gran parte del planeta, los avances realizados internacionalmente en las últimas décadas en torno a la reducción del hambre se han visto reducidos considerablemente.
Uno de los muchos efectos colaterales que está teniendo la invasión, y al cuál no se le está prestando la debida atención, es la invisibilización de otros tantos conflictos cronificados alrededor del globo, en países como Yemen, Siria, Libia o Myanmar. Y no solamente a nivel mediático, sino a todos los niveles. Actualmente vemos que tanto los países como las ONGs, como el resto de los actores privados, han derivado gran parte de los recursos y la ayuda humanitaria destinada a estos países hacia Ucrania. Esto tiene como efecto directo un aumento en la desprotección y en el grado de vulnerabilidad para millones de personas que ahora se han visto, si cabe, todavía más abandonados, más olvidados. Por eso resulta necesario y de vital importancia que, al mismo tiempo que repudiamos y condenamos la Guerra de Ucrania, no nos hemos de olvidemos de los millones de personas que viven también bajo el miedo, el peligro constante y la sombra que proyecta sobre la sociedad la lacra de la guerra.
En varias ocasiones la Asamblea General y otros organismos de las Naciones Unidas han sujeto el tema a debate. En marzo de 2022, en la Asamblea General se aprobó una resolución, por amplia mayoría, que deploraba la agresión rusa contra Ucrania, mientras que, en octubre de 2022, se aprobó una resolución solicitando a países que no reconocieran las cuatro regiones ilegalmente anexionadas por Rusia, exigiendo a Moscú la marcha atrás.
A un año de la invasión de Rusa a Ucrania , la Asamblea General en sesión extraordinaria , retoma el llamado urgente de alcanzar cuanto antes la paz, general, justa y duradera en Ucrania y exigir a Rusia retirar de inmediato, por completo y sin condiciones todas sus fuerzas militares del territorio de Ucrania dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente, así como el cese de todas las hostilidades, con la esperanza de lograr un consenso mayor que en las otras ocasione,s por parte de la mayoría de los Estados miembros.
Independientemente de la respuesta de la comunidad internacional a este nuevo llamado de las Naciones Unidas, sólo queda esperar la respuesta de Rusia a este aniversario, que se prevé por cruda y bajo la amenaza de la sombra nuclear.
El desenlace de esta guerra injusta y absurda no sólo marca el futuro de Ucrania, si no que también marca en gran medida las reglas del futuro de nuevo orden mundial.