19 octubre, 2021
LOS NUEVOS RETOS EN LA DEFENSA DE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS REFUGIADAS
Por Noelia Gómez y Karina Nathani.
El 13 de octubre de 2021 la Asociación de Naciones Unidas en España (ANUE) organizó una jornada para debatir la situación de las personas refugiadas a nivel local e internacional. En este debate hubo diferentes mesas redondas, las cuales trataron la temática del proceso migratorio desde diferentes perspectivas; en la primera se habló sobre la necesidad de proteger a los refugiados en el contexto de la pandemia del COVID. Seguidamente, se habló sobre el proceso de acogida de los refugiados y la interacción con la comunidad local. Finalmente, se habló sobre la protección de los derechos de las mujeres refugiadas y sobre la comunidad LGBTQIA+ de refugiados. Todo ello se pudo realizar gracias a la participación de expertos en este campo. El encuentro recibió el apoyo de la Diputación de Barcelona
Primeramente, el Señor Antoni Montseny, director de Relaciones Internacionales de la Diputación de Barcelona, y la Sra Eulàlia Pascual, presidenta de la Asociación para las Naciones Unidas en España dieron la bienvenida a la jornada y expresaron el motivo por el cual se dedicó una jornada para hablar sobre refugiados.
La conferencia inaugural estuvo a cargo de Elisabet Díaz Sanmartín, oficial de políticas públicas y relaciones exteriores de ACNUR en América Central. Elisabet Díaz habló sobre las tendencias globales de refugiados y los desafíos emergentes. Por ejemplo, se contabiliza que hay 82,4 millones de personas expulsadas de sus hogares. Estas representan 3 millones más que el año anterior. 1 de cada 95 personas en el mundo se encuentran en una situación de desplazamiento forzado. Afganistán, Somalia y Yemen son algunos de los países que encabezan este listado. Algunos ejemplos de conflictos y zonas de conflictos son la guerra de Siria, la región del Sahel, la República del Congo; Etiopía, los desplazamientos internos en la región de Tigray; Sudán del Sur, Mozambique, o el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Añadió que a través de su trabajo había tenido la oportunidad de conversar con una familia del Salvador, que se encontraban refugiados en México.
Trató también el impacto del COVID en diferentes ámbitos. A nivel educativo, comentó que el hecho de estudiar en línea es imposible para los refugiados. De hecho, muchas niñas y adolescentes no pueden retomar sus estudios en la escuela primaria y secundaria. Por otro lado, el cierre de las fronteras propició aún más la violencia de género y la imposibilidad de solicitar asilo y este hecho los vulnerabilizó aún más.
El Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC) recuenta que hay más de 140 países, con 30 millones de desplazados. La mayoría de estos desplazamientos están relacionados con el cambio climático, de hecho, el 95% de estos se dan en países afectados por este fenómeno. Sin embargo, de estos 80 millones de desplazamientos, solo 20 de ellos son refugiados. El resto son de apátridas, desplazamientos internos, etc.
Añadió que las olas de refugiados procedentes de conflictos armados tienen una repercusión notable en los países vecinos, como en el caso de la guerra de Siria. También se adoptó la Declaración de Nueva York para refugiados e inmigrantes, en la que se resaltó la importancia del régimen internacional y se enfatizó la necesidad de proteger los derechos de este colectivo.
El Pacto Mundial de Refugiados, aprobado en 2018, es un plan de acción y ambición para fortalecer la cooperación y hacer una llamada a la solidaridad. Fue organizado por ACNUR y su objetivo es convertirlos en autosuficientes. En este contexto, es necesario involucrar a los autores del desarrollo desde el principio, para que sirvan como nexo humanitario, de desarrollo y paz. También encontramos la Convención del 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, en la cual se aporta una definición de refugiado, aunque esta ha sido muy politizada.
MESA REDONDA “PROTEGER A LOS REFUGIADOS EN TIEMPO DE CONFLICTOS Y PANDEMIAS”
En esta mesa redonda, los ponentes fueron Natalia Anguera, directora del comité catalán de ACNUR; Raquel González, responsable de relaciones institucionales en Médicos Sin Fronteras y Nasir Mohammad, refugiado afgano. Las dos primeras ponentes hablaron sobre el papel que tienen ACNUR y Médicos sin Frontersas con relación al soporte del fenómeno migratorio y los diferentes proyectos impulsados por estas entidades.
Natalia comentó que ACNUR se encarga de sensibilizar a la ciudadanía catalana frente a la llegada de refugiados a nuestro país. Hizo hincapié en algunas ideas preconcebidas, como la narrativa que se ha formado acerca de la gran cantidad de inmigrantes que llegan a Europa, cuando las estadísticas muestran que la mayoría de refugiados se encuentran en países como Turquía, Colombia, Pakistan, Uganda y solo encontramos a Alemania entre los países europeos. Estos inmigrantes proceden de Siria, Venezuela, Afganistán y Sudan del Sur, mayoritariamente.
También puso de relieve la disminución de las solicitudes de asilo, como consecuencia de la crisis sanitaria del COVID. Esto ha hecho que el número de personas que hayan decidido abandonar sus respectivos países haya disminuido, como resultado del cierre de las fronteras. Como resultado del COVID, también se ha detectado un aumento de la violencia de género en los hogares, lo cual es muy preocupante. Asimismo, se ha contabilizado un aumento de personas que se han alistado al ejército, en algunos casos impulsado por la falta de recursos económicos de las familias y también por la pandemia. Claramente, el COVID ha afectado a esta población también, ya que las condiciones insalubres de los campos de refugiados han propiciado la rápida difusión del virus.
Natalia apuntó a la falta de inclusión del colectivo de refugiados en las políticas internas de los países y en el plan de respuesta. Para ello, debe haber una mayor concienciación por parte de la ciudadanía sobre este tema y esto se puede conseguir mediante programas de sensibilización a nivel educativo.
El plan de actuación de ACNUR está estrechamente relacionado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En este sentido, remarcó la debilidad de sistemas sanitarios de países del Sur Global, la cual se ha visto exacerbada debido al impacto de la pandemia. También merece la pena subrayar el ODS 8, trabajo decente y crecimiento económico, ya que muchos refugiados tienen verdaderas dificultades para acceder al trabajo, algunos trabajando en el sector informal, al igual que al acceso a las cuentas bancarias.
Acto seguido, Raquel González, directora de Relaciones Institucionales de Médicos Sin Fronteras, explicó la gran labor que está realizando la organización para la que trabaja. Concretamente, habló sobre el gran reto que supuso ofrecer ayuda sanitaria en países donde la pandemia había tenido un gran impacto (particularmente para las personas refugiadas). Mencionó el despliegue de infraestructura médica en países como Líbano, los desplazamientos internos que se llevan produciendo en Siria, y también la situación deplorable a la que se ven expuestos la comunidad rohingya en los campos de refugiados de Bangladesh. La pandemia tuvo como consecuencia que no se pudiera desplegar al personal técnico al terreno para poder ofrecer esta ayuda a los refugiados. Los refugiados y los ciudadanos de los países del Sur Global también se encuentran en una situación de vulnerabilidad por la falta de vacunas contra el COVID. En este sentido, podemos ver un reparto desigual de vacunas, claramente favoreciendo a las grandes potencias e ignorando a las poblaciones más vulnerables.
Por último, Nasir Mohammad, refugiado afgano que vive en España, hizo un relato más personal respecto a su experiencia como refugiado viviendo en nuestro país. En específico, relató la situación de la población afgana en su país, con respecto a la intervención y la presencia de las tropas americanas en el país y en cuanto al grupo talibán.
Considera que durante los 20 años en los que los Talibanes no estuvieron en el poder, Afganistán tuvo la oportunidad de crecer como país, pero la todos esos avances han sido en vano ahora, tras la toma de poder de nuevo de los Talibanes, especialmente en lo que concierne a los derechos de las mujeres.
Dice que Estados Unidos apoyó a los talibanes de manera indirecta y no quería que hubiera paz y desarrollo en el país. También habló sobre el potencial que tiene el país, debido a su situación geoestratégica; es una gran potencia hidráulica y la presencia de 37 ríos podría convertirse en una fuerza de riqueza, pero no se está invirtiendo y explotando ese potencial, debido a la malversación de fondos a nivel militar y en otros proyectos.
Comenta que hay más de 18 millones de personas en Afganistán que no tienen qué comer y muchas se encuentran bajo el umbral de la pobreza. Remarcó la necesidad de apoyar a movimientos democráticos y progresistas dentro del país, para así evitar que se vuelva a caer en la rueda del conflicto. La principal problemática es la falta de libertades en el país, y el control de los medios de comunicación por parte de los Talibanes o bien de los americanos. Esto ha expuesto a la población local a una gran vulnerabilidad.
Respecto a la crisis en Afganistán, Natalia de ACNUR Cataluña y Raquel González, de Médicos sin Fronteras, hablaron sobre la inflexibilidad del sistema de asilo en España, que permite la llegada de solicitantes de asilo de Siria o Irak, pero, en cambio, rechaza rotundamente la llegada de afganos.
MESA REDONDA “APOYO A LA INCLUSIÓN SOCIAL DE LOS REFUGIADOS EN LAS COMUNIDADES DE ACOGIDA”
La siguiente mesa redonda fue moderada por Adriana Barba, abogada especializada en derecho internacional y negociaciones, con los ponentes Sanja Rahim, técnica de acogida de la Asociación Migrastudium; y Juan Ramón Jiménez- García, investigador en el área de migraciones del CIDOB.
Si quieres inmigrantes, tráelos a tu casa” y la interpelación tiene sentido: la hospitalidad no está completa hasta que no se abre la puerta de aquello más personal e íntimo, de aquello más privado… el propio hogar. Esta es la filosofía de la Asociación Migra Studium.
Sanja Rahim comentó que esta organización ofrece apoyo social y emocional a los refugiados y los ayuda a familiarizarse con su entorno. Se fomenta la reproducción de un ambiente que les evoca escenas familiares, para así ayudarles a luchar contra la soledad que sienten durante el proceso migratorio y en el proceso de integración en el país de acogida. La red da acogida a personas solicitantes de asilo e inmigrantes hasta un máximo de 9 meses. A lo largo de este tiempo, se les ofrece un lugar donde vivir en diferentes periodos hasta un máximo de 4 meses.
Juan Ramón Jiménez- García se encarga de la investigación sobre la integración de personas inmigrantes en el Mediterráneo en el CIDOB. Planteó algunas ideas como las deficiencias en el sistema de asilo y el límite de un máximo de 18 meses. En respuesta a esto, se propuso la creación de un sistema de asilo menos rígido, en el que se estudiaran las particularidades de cada caso.
Además, añadió que deberíamos tener a una ciudadanía sensibilizada. Deberíamos dotarnos de un sistema de fronteras, que abandonara la idea de la Europa fortaleza, refugio seguro y defendiendo los derechos humanos. Para que la sociedad esté sensibilizada y cohesionada, debemos facilitar, potenciar y acompañar a estas personas en el proceso de integración. Para ello cabe remarcar también la importancia de asegurar acceso a permisos de residencia y de trabajo para estos, al igual que unas condicionales laborales dignas.
Criticó el hecho que se esté adoptando una visión muy utilitaria de los refugiados, en el sentido que el hecho de permitir la llegada de una cantidad concreta a nuestro país se rija por la “utilidad” que obtendremos de ellos, respondiendo a cuestiones como ¿Cuántos inmigrantes necesitamos para tener las escuelas abiertas y pagar nuestras pensiones? y esta narrativa ha ido calando a través del auge de los grupos de extrema derecha.
MESA REDONDA “PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES REFUGIADAS”
Hay algunas mujeres en el mundo que se enfrentan a la discriminación y la violencia todos los días, simplemente por su género. Debido al tratamiento horrible, ya sean violaciones, abusos o la falta de acceso a la educación básica, las mujeres y las niñas constituyen una gran parte del colectivo de refugiados.
En esta mesa redonda, moderada por Elvira Méndez, directora de la Asociación Salud y Familia, con ponentes, Ana Peláez, vicepresidenta del CEDAW, Nadia Ghulam, refugiada y miembro de la Fundació Catalana de l’Esplai, y Anna Figueras, responsable de CEAR Barcelona, trataron el sistema institucional implementado para los refugiados que escapan de la discriminación de género, así como la realidad y las dificultades que atraviesan las mujeres para obtener refugio, con el fin de resaltar la gran brecha entre lo prometido y la realidad.
Primero tuvimos la intervención de Ana Peláez donde explicó el sistema de solicitud de refugio en España que consta de dos fases; fase de admisión a trámite y fase de elegibilidad. Para que su derecho de asilo sea admisible, las mujeres deben demostrar que devolver a su país supone un riesgo real de sufrir con condena a pena de muerte, tortura o tratos inhumanos o degradantes, o amenazas graves contra la vida o la integridad como consecuencia de situaciones de violencia indiscriminada. Los últimos dos casos son muy difíciles de probar en casos de discriminación de género, convirtiendo al proceso mucho más difícil de lo que debe ser. Ana Peláez terminó destacando las absurdas preguntas que se les hacen a las mujeres para mostrar la disparidad entre la normativa y cómo se está aplicando.
Nadia Ghulam siguió mostrando cómo se están aplicando las normas utilizando su propia experiencia de huir de Afganistán y encontrar refugio en Badalona en 2006. Cómo las necesidades básicas de las mujeres refugiadas no se satisfacen y cómo en realidad, los casos no se estudian individualmente son solo algunos de los puntos que compartió. Sin embargo, lo que más se marcó en su intervención fue la disparidad entre el acceso a una serie de derechos de acuerdo con la protección internacional como, por ejemplo, no ser devuelto a su país de origen, autorización a residencia y trabajo y acceso a servicios públicos de empleo y a la educación, y cómo estos derechos no se reflejan en la práctica. En el caso de Nadia, ella comentaba que tenía incertidumbre sobre si le harían regresar a Afganistán o si se podría quedar aquí, al no tener papeles durante tres años y no habérsele permitido trabajar durante cinco años. De hecho, la única razón por la que terminó recibiendo educación fue porque una familia catalana la acogió. Ella constantemente reiteró que la mayoría de las mujeres que vienen a España de la misma manera que ella, incluso aquellos con educación, quedan invisibles dentro de nuestra sociedad y que el trabajo que se está haciendo para ayudarlos no es suficiente.
Por último, Anna Figueras dio una visión más jurídica, hablando del Nuevo Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, que menciona los casos especiales de mujeres y niños, que han de superar más barreras. También habló sobre el mal desempeño del sistema español en la acogida de mujeres refugiadas, especialmente antes del 2017, cuando había una desproporcionada cantidad de hombres y mujeres que recibían asilo. Incluso ahora, hemos visto un gran número de mujeres refugiadas procedentes de América Latina, pero un número reducido de otros continentes como Asia y África. Por último, destaca el desconocimiento de los efectos físicos y psicológicos del proceso migratorio y cómo el 33% de los refugiados en 2020 llegó a España por motivos de género para mostrar, lo cual demuestra lo poco que se está haciendo por un colectivo tan grande.
Al concluir los temas tratados en la mesa redonda, Elvira Méndez sintetizó muy bien la discusión al señalar la gran brecha entre la normativa y la realidad y que lo que hay que hacer es cerrar esa brecha.
MESA REDONDA “REFORZAR LA PROTECCIÓN DE LAS PERSONAS REFUGIADAS DEL COLECTIO LGBTQIA+”
La discriminación hacia la comunidad LGBTQIA+ se ha visto en todo el mundo, en algunas partes más que en otras con 69 países que penalizan la homosexualidad, frente a los 29 países que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo, España siendo uno de ellos.
En esta mesa redonda, moderada por Santos Fèlix, coordinador responsable del Grupo LGTBI de UGT Cataluña, con los ponentes Berta Güell, investigadora en el área de Migraciones del CIDOB, Yoanna Marta, una refugiada trans de Honduras y Rodrigo Araneda, presidente de la Asociación Acathi, se señalan los problemas del sistema implementado para este colectivo y se desacredita la teoría de que Europa es un paraíso para la comunidad LGBTQIA+.
Berta Güell, especializada en la comunidad pakistaní, muestra como la discriminación estatal y social es especialmente prominente en los países asiáticos y africanos, ya que casi la mitad de los 69 países que criminalizan la homosexualidad se encuentran en África; sin embargo, cuando se observan las nacionalidades de los refugiados que huyen por motivos de orientación sexual e identidad de género, una gran mayoría de ellos son de Latinoamérica, lo cual refleja la falta de aceptación de diferentes identidades. Luego pasó a resaltar los problemas en el sistema de asilo, con credibilidad basada en parámetros muy cis-heteronormativos y el sistema de acogida, con dificultades en encontrar acceso a vivienda, trabajo con la discriminación en espacios públicos mostrando la descoordinación dentro de nuestro sistema y cómo puede dificultar mucho el proceso de integración.
Yoanna Marta demostró además las dificultades del colectivo a la hora de encontrar refugio en España. Ella venía de una situación en la que tenía una buena calidad de vida, pero su familia no aceptaba su identidad de género y tampoco la prominente y poderosa sociedad religiosa de Honduras, que representaba una amenaza para su vida por iniciar su transición. La esperanza de vida de una persona trans es de 25 años en Honduras, mostrando la situación para la comunidad. Lamentablemente, señaló que España en realidad no es mucho mejor que Honduras, ya que ella sigue sintiendo discriminación aquí, al igual que lo haría en todas partes del mundo y la falta de sensibilidad de los funcionarios, la lentitud del proceso y la barrera del idioma con el catalán no lo puso más fácil.
La asociación que la ayudó durante los tiempos difíciles fue Acathi, cuyo presidente es Rodrigo Araneda. Utilizó su intervención para señalar problemas en el sistema que rara vez se discuten, por ejemplo, cómo se reconoce a los refugiados trans como trans para poder solicitar protección internacional en España, pero no se les reconoce por el nombre y el género que eligieron. Los temas más trascendentes discutidos fueron en torno a los criterios de evaluación de la vulnerabilidad, ya que sigue cambiando conforme con el partido político en el poder en ese momento, los criterios de ser considerado un “país seguro” para la comunidad LGBTI. Por ejemplo, Holanda considera a Colombia un país seguro cuando en la práctica no lo es, y finalmente, el tema de las víctimas de trata ya que las personas trans en situaciones desesperadas son un blanco fácil, especialmente en el narcotráfico y al ser capturado y solicitar asilo desde una prisión, es poco probable que obtenga una respuesta positiva. Todo esto viene a mostrar los fallos de nuestro sistema.
Por lo tanto, aunque estamos dando pasos hacia la dirección correcta con el reconocimiento de la orientación sexual y la identidad de género como motivos para buscar refugio y tener un sistema en su lugar, el sistema tiene muchos fallos y los pasos son demasiados pequeños que no son suficientes para la comunidad y la urgencia que implica su situación.