10 febrero, 2022
Las nuevas amenazas para la seguridad humana
El PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) ha elaborado un informe sobre las nuevas amenazas para la seguridad humana en el Antropoceno que exigen una mayor solidaridad.
En 2019 se habían alcanzado unos índices de desarrollo humano (IDH) sin precedentes, es decir que en general la población mundial había aumentado su esperanza de vida, gozaba de mejor salud y poseía mayor riqueza. Pero aun con todos estos avances había una creciente sensación de inseguridad, tanto es así que 6 de cada 7 personas en todo el mundo se sentían inseguras. Y con el estallido de la Covid-19 esta sensación se disparó y además los índices de desarrollo cayeron hasta niveles no alcanzados en las recientes crisis mundiales. En 2021 incluso con la administración de las vacunas (aunque el reparto por países ha sido increíblemente desigual) y el comienzo de la recuperación económica, se agravó la crisis en el ámbito sanitario con una disminución de la esperanza de vida al nacer.
La distancia entre las mejoras del bienestar y el empeoramiento de la percepción de seguridad se puede deber a la amenaza del Antropoceno, es decir, la era en la cual los seres humanos perturban los procesos planetarios. Lo que significa que la mayoría de estudios se han centrado únicamente en el desarrollo económico sin prestar atención al desarrollo humano, por este motivo hay una desconexión tan grande entre ambos conceptos. Por ejemplo, no se ha tenido en cuenta el medio ambiente ni el cambio climático. Lo cual ha supuesto nuevas amenazas como subproducto del desarrollo, según asegura el estudio: nuevas amenazas para la salud, mayor inseguridad alimentaria y una mayor frecuencia en los desastres naturales.
En 2012, Naciones Unidas adoptó un enfoque nacido en 1994 que reescribía la definición de seguridad para no centrarse solo en la seguridad territorial, sino en la seguridad de las personas. Esto implicaba centrarse en las necesidades básicas de cada individuo, velar por la integridad física y la dignidad humana y asegurar el derecho de toda persona a vivir sin temor ni miseria.
La Covid ha aumentado y evidenciado muchos problemas referentes a la seguridad humana. Las mujeres han sufrido las peores condiciones del teletrabajo y ha incrementado la violencia hacia ellas. Las personas pobres que viven en zonas urbanas se han visto afectadas en mayor medida sanitaria y económicamente. Según el informe: “La COVID-19 no es más que una de las manifestaciones del nuevo contexto del Antropoceno”. La pandemia ha provocado que aumente el hambre en el mundo, pasando de afectar a 800 millones de personas en 2020 a 2.400 millones en 2021. El cambio climático seguirá afectando en todos los aspectos de la vida, pudiendo llegar a provocar la muerte de 40 millones de personas de aquí a finales de siglo. El cambio climático también ha contribuido al desplazamiento forzoso de personas que en 2020 alcanzó un máximo histórico de 82,4 millones de personas desplazadas. También se han alcanzado cifras récord en personas afectadas por conflictos, concretamente 1,2 millones. Por otro lado, se ha disparado la ciberdelincuencia y se estima que puede tener unos costes anuales de 6 billones de dólares. Y en cuanto a derechos del colectivo LGTBI, siguen estando en una situación de desigualdad que puede suponer un ataque a su dignidad. Actualmente, en el 87% de países no tienen derecho al reconocimiento de su identidad ni a la plena ciudadanía. Sigue aumentando la violencia de género: en 2020, 47.000 mujeres y niñas fueron asesinadas intencionadamente por sus parejas u otros miembros de su familia.
Enlace al informe: https://hdr.undp.org/sites/default/files/srhs2022_overview_es.pdf